Hubo un tiempo en el que el dinero era lo más importante, las posesiones eran el pilar de la sociedad y lo único que movía a las personas. Ciertamente tampoco se puede generalizar, pero si se trata de una percepción que se podía respirar en el día a día.
Todo lo que estamos viviendo con el colapso de sensaciones provocado por la pandemia, por el momento de reflexión vital, nos está llevando a hacernos replanteamientos existenciales. Sin lugar a dudas eran necesarios, no era sostenible para la cordura general esta vorágine en la que se habían convertido nuestras vidas, donde el motor era la propia inercia.
Quizás tu vida esté repleta de gozo y alegría, sin ni una pizca de melancolía, ni de sueños rotos, o caminos inconclusos. Si es así, la fortuna sopla a tu favor. Pero estas líneas son para todas las personas que viven una vida vacía, quizás con el calor de los que los rodean, pero con un pozo profundo y oscuro del que no saben como salir. El confinamiento derivado por la aparición de este virus perverso nos ha permitido detenernos, salir de la inercia vital, y poder reflexionar.
¿Estamos en el camino correcto?
Para poder llevar una vida plena, es indispensable tener todas las necesidades básicas cubiertas. No se trata de lo que tienes, sino de lo que te llena. De todo aquello que hace que te levantes cada mañana con ganas de comerte el mundo. Los que lo tienen posiblemente no son conscientes de lo afortunados que son.
Hay diferentes pilares en los que se asienta nuestra vida, sin un equilibrio estamos destinados a un tránsito entre la cruel y oscura melancolía. Pero podemos despertar y buscar la luz que nos ilumine, que nos aporte la energía para empezar a pedalear con fuerza.
Hay que aprovechar el momento y reflexionar si realmente el rumbo por que el va nuestra existencia es el que realmente queremos, el que necesitamos. Debemos analizar si estamos pasando un tiempo de calidad con los que de verdad nos importan, o si por el contrario dejamos que el trabajo nos trague en el remolino del olvido.
Quiérete y déjate querer
Ciertamente se ha dicho muchas veces lo de “Querer es poder”. Puede parecer una frase vacía de sentido, una quimera absurda. No siempre lo que uno quiere es posible de obtener, pero para ello se debe hacer una introspección realista en la que se pueda conjuntar la felicidad personal junto a la felicidad de los que te rodean.
Puedes descubrir que cuando das a los que quieres recibes mucho más de que te esperabas. No te olvides nunca de ti, ni tampoco de los que más quieres. Reparte sonrisas, reparte alegría, reparte bondad, reparte vida.