El tiempo es algo que todos tenemos muy presente en cada momento y en cada cita que programamos en nuestra agenda mental. Cada momento que invertimos en algo que nos hace ilusión o en algo que no nos interesa en absoluto, es tiempo que nunca más vamos a poder recuperar.
¿Pero estamos realmente obsesionados con el tiempo? ¿Realmente dedicamos tiempo a pensar cómo distribuir de manera inteligente nuestro tiempo? El tiempo es algo que a lo largo de la historia todos los seres humanos hemos deseado que fuese infinito, pero por ahora eso es imposible.
Tenemos un tiempo limitado al final de cada día y eso nos puede llegar a causar ansiedad por no llegar a conseguir todo lo que tenemos planteado simplemente porque el reloj no dá mas de si.
Muchas veces nos ponemos metas demasiado complicadas o que nos suponen estar muy por encima de nuestras posibilidades y todo por poder llegar antes que otros a hacer según qué cosas.
¿Alguna vez te has planteado qué pasaría si dedicas tu tiempo solo a hacer tareas que te gusten y te hagan feliz? Quizá de esa forma consigamos darle menos importancia al tiempo porque como estamos haciendo algo que nos gusta no es importante si lo hacemos durante mucho o poco rato, pero cuando lo hagamos siempre nos va a gustar.
Y es que según algunos expertos, en ocasiones, la falta de tiempo viene determinada por realizar cosas que no nos hacen felices y, por consecuencia, siempre nos falta tiempo para dedicar a nuestros hobbies o actividades que nos hacen felices.
Quizá la obsesión con la falta de tiempo venga determinada por la relación de cosas que hacemos y que no nos hacen felices, con las que no disfrutamos. Y quizá si cambiáramos nuestra forma de vida para disfrutar más y pensar menos en el tiempo, seguramente seríamos más felices y nos sobraría el tiempo.